martes, 26 de junio de 2018

FORMACIÓN DE ANIMADORES INDÍGENAS Y MISIONEROS DE LA CUENCA DEL RÍO PUTUMAYO

Del 21 al 25 de junio estuvieron reunidos en Puerto Leguízamo, Putumayo, sesenta animadores y animadoras provenientes de 36 comunidades indígenas de la cuenca del río Putumayo, para la Escuela Semestral de Formación.



En el territorio amazónico de Puerto Leguízamo, en el Putumayo colombiano, se desarrolló la Escuela Semestral de Formación de Animadores, Animadoras y Misioneros con pensamiento y corazón amazónicos, tri-fronterizos y en diálogo intercultural. Los participantes son provenientes de los Vicariatos de San Miguel de Sucumbíos (Ecuador), San José del Amazonas (Perú) y Puerto Leguízamo-Solano (Colombia), que en los últimos tres años realizan un camino conjunto de formación de las comunidades indígenas, estimulando para que haya uno o dos animadores que acompañen la experiencia de fe y los procesos comunitarios del sector.

Según el padre Fernando Flórez, misionero en Soplín Vargas (Perú), los participantes se reunieron esta vez “para ‘sentipensar’ en torno al tema familia, comunidad y liderazgo, sabiendo que somos territorio, somos  pobladores y somos cuidadores, evidenciando la preocupación de la Iglesia encarnada en el Sínodo que ya se viene gestando desde este gran territorio llamado Amazonía”.
Mons. Joaquín Pinzón, vicario apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, destaca el camino que se viene haciendo entre los animadores, animadoras y misioneros para formar líderes locales: “Los animadores y animadoras están haciendo un camino de crecimiento, fortaleciendo su fe y adquiriendo herramientas para ejercer su liderazgo en las comunidades. En los dos últimos encuentros de la Escuela se trató con los animadores de las cuencas de los ríos Caquetá y Putumayo sobre la tarea del líder en la comunidad”.
“El objetivo de la Escuela es formar y tener animadores y animadoras que puedan motivar, animar y conducir sus comunidades en la experiencia de fe y también en los procesos comunitarios”, afirma el prelado. Concluye diciendo que “estamos en sintonía con lo que el papa Francisco nos está pidiendo al convocar el Sínodo para la Amazonía, que es buscar caminos para constituir una Iglesia con rostro amazónico”.

Por: Julio Caldeira (Revista Dimensión Misionera)



 

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