El 22 de octubre en la Ciudad de México, ante altos directivos del nuevo Gobierno, quince víctimas de varias ciudades, hoy Animadores de ESPERE, dieron testimonios de su proceso de perdón en el marco del foro sobre el perdón y la reconciliación.
Las víctimas de la violencia, con mucha valentía y humildad compartieron su proceso con las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPERE): ¿Qué les permitió pasar de la rabia, rencor, dolor, deseo de que se hiciera justicia ...y de venganza, de una soledad inmensa… hacia el perdón y la reconciliación (consigo mismos, con el otro y con nuestro país?
Nos compartieron cómo se vivían como víctimas:
-“Aún sabiendo que se estaba haciendo justicia, yo no tenía paz (¿Por qué a mí, por qué a él?) No descansé ni recuperé paz hasta que aprendí a perdonar y reconciliarme.”
- “Había perdido la libertad, la paz, la salud física y emocional, porque no había ‘soltado el perdón’”.
-“Después de haber sido víctima, me volví victimario. Había mucha rabia, mucho rencor. Yo violentaba y agredía a las personas. Quienes pagaron los platos rotos fueron mi familia.”
- “Siempre entramos al proceso pensándonos como víctimas.” / “Permanecemos como víctimas de la violencia por conveniencia. Desde la llaga abierta, regresamos la violencia hacia los otros."
- “Fui con un psicólogo, un movimiento cristiano, pero no encontraba las herramientas para sacar ese odio y ese rencor. Sólo lo sacaba con violencia y haciéndome más daño.”
- “Al comenzar los procesos legales para buscar justicia, mi vida se pasmó en la rabia, rencor y deseo de venganza. Pero sabía que la ley no iba a darme mi restauración emocional.”
-“La violencia sufrida sembró el odio en mi corazón y sólo pensaba en vengar a mi padre. Pero cargar el rencor no soluciona nuestro problema, ni revive a nuestro ser querido.”
Y cómo los cambió el proceso de perdón:
- “Entendí que el perdón es un acto de amor hacia mí misma y es una decisión de liberación para mí”.
- “El perdón no exime responsabilidad jurídica ni es impunidad. Hay que desmitificar la figura del perdón y la reconciliación.”
- “El perdón es una prerrogativa de las víctimas, pero la justicia es una obligación del Estado. Desafortunadamente hoy es una justicia punitiva. Pero nosotros estamos aquí porque conocimos la justicia restaurativa y es lo que queremos proponer.”
- “Entendimos que reconciliar es reconquistar lo que habíamos perdido: esa paz, esa comunión con la sociedad, con nuestra familia, esa paz en nuestra alma, en nuestra vida.”
- “En ESPERE, perdí peso y gané altura, me dignifiqué. Quité mis resistencias y aprendí a ser sensible con el otro. Me sensibilicé con mi dolor, lo trabajé y le puse nombre y solución. Aprendí a hacerme responsable y cargo de mi vida. Encontré en el perdón un proceso de paz interior (mental y emocional). Recuperé el significado de mi vida, mi seguridad y mi sociabilidad. Me liberé en todos los sentidos”.
- “Perdoné a esas personas aunque nunca las volví a ver. Los perdoné con una carta, con una carta me alivié. Recuperé el sentido de vida que tenía, me recuperé a mí mismo, a mi familia.”
- “Conocí ESPERE y empecé a mirar con nuevos ojos. Salir ya no me da miedo, ni recordar me genera rabia (aunque salgan lágrimas). Recuerdo porque no puedo olvidarlo, pero ‘la memoria grata, la palabra dulce’ vienen a mi mente: hay cosas buenas, cosas mejores que pasé.”
- “Fui a casa del ofensor de mi padre. Lo abracé, y lo bendije: ‘el perdón que te ofrezco no es porque tú merezcas ser perdonado, es porque yo merezco ser libre de esa atadura, de ese odio, de esa amargura’”.
- “Gracias al perdón vivo, y ya no sobrevivo”.
- “El proceso terapéutico del perdón tiene repercusiones políticas y sociales: al perdonar se abre el paso a la reconciliación consigo mismo y con el otro. Cuando me reconcilio con quien me ofendió… reconcilio esa “otredad” en la sociedad.”
- “La reconciliación es para gente valiente, para quien quiere dejarle a los hijos una herencia de paz, amor, libertad y prosperidad.”
- “Todos debemos trabajar en esa paz que nos merecemos. El perdón debería trabajarse desde las escuelas, las empresas.”
- "Somos buenos y no nos merecemos esto. Sufrimos todos, vamos a restaurarnos todos.”
Por: P. Leonel Narváez IMC, fundador de las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPERE)